Diputado Malán Elevó Pedido de Informes por Utilización de Chalecos para Quienes Cumplen Trabajo Comunitario
El diputado Enzo Malán presentó un pedido de informe al Ministerio del Interior y al Instituto Nacional de Rehabilitación, solicitando explicación acerca de medidas que vienen aplicando los organismos a personas que deben realizar tareas comunitarias en el marco de la ley de Faltas y Conservación de Espacios Públicos (19.120).
El legislador expuso a los organismos competente la normativa nacional e internacional al respecto, para evaluar el marco jurídico de dicha situación, que obliga la utilización de chalecos amarillos que tienen letras negras grabadas con la siguiente frase: “Trabajo Comunitario OSLA”, para usar las personas que deben realizar tareas comunitarias con libertad asistida.
Dentro de la normativa presentada, el diputado hizo mención al artículo 17.1 de las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para tratamiento de los reclusos, que establece que aquel a quien no se permita vestir sus propias prendas recibirá las apropiadas al clima y suficientes para mantenerle en buena salud. Dichas prendas no deberán ser en modo alguno degradantes ni humillantes. También dispuso el artículo 22 del decreto Ley 14.470 Normas sobre Reclusión Carcelaria y Personal que establece que todo recluso será provisto de un equipo de vestimenta uniforme, que sea suficiente para mantenerlo en buen estado de salud en las diferentes estaciones del año. Dichas ropas no tendrán carácter degradante o humillante y, en todo caso, deberán conservarse limpias y en buenas condiciones de uso.
De esta manera, Malán consultó si existe una resolución institucional de uniformar a todos los penados que cumplen tareas comunitarias y si dicha resolución se evaluó que pueden colidir con la normativa nacional e internacional de derechos humanos. Entiende que la utilización de los chalecos es apartada de la normativa vigente, es estigmatizante, humillante, degradante y atenta contra los Derechos Humanos.
El Legislador al respecto dijo que “esta no es la solución. Parece ser parte de la pedagogía tradicional de los 50, donde el niño que no estudiaba o se desviaba de las normas disciplinarias, era ridiculizado con orejas de burro en el rincón de la clase. El camino no es señalar y resaltar las equivocaciones. Es generar una reinserción social y laboral del penado. Se equivocan los organismos al etiquetar personas que han cometido una falta.”
FUENTE: DIARIO CRONICAS